La melamina es uno de los materiales más frecuentes en las viviendas de hoy en día, sobre todo porque es muy fácil de limpiar y económico. Pero claro, a veces dan ganas de cambiar el diseño de los mismos , pues en no pocas ocasiones se quedan muy desfasados. Vamos a ver por ello cómo pintar un mueble de melamina.
Primero de todo tenemos que tener en cuenta que se trata de un material que no es poroso, por lo que quizá tengamos problemas con la adherencia de las pinturas. Habrá que tener paciencia y emplear pinturas adecuadas. Con eso en mente comenzaremos a lijar suavemente haciendo uso de una hoja fina para que la capa exterior, la que le da el brillo, se quite del medio y la pintura pueda “cuajar” de mejor manera.
Después de lijar tendremos que limpiar la superficie con un paño con agua tibia y algo de jabón, así eliminaremos posibles restos. Una vez hecho pasamos un trapo de algodón con cuidado y secamos la superficie.
Ahora es el momento de aplicar la pintura de imprimación. Debemos escoger una específica para superficies no porosas. Y una vez haya secado volvemos a coger la lija y suavemente eliminamos las rugosidades que hayan podido quedar. Para ello esta vez utilizaremos una lija más gruesa que la anterior.
Y finalmente no quedaría más que aplicar la pintura deseada, y de querer un barniz que pueda proteger el mueble contra carcoma, humedad o rayones.
Nada complicado, ¿verdad? ¡Pues ánimo!